jueves, 1 de enero de 2015

Apurando la vida


Pedro Vidal murió en Madrid el 5 de diciembre de 2010 víctima de un cáncer a los 84 años, hombre trasnochador bajo lunas de güisquis, música de jazz y zambullidas en piscinas nocturnas. Fue ayudante de dirección de tres grandes cineastas. Debutó con Orson Welles en Mr. Arkadin, trabajó con Mankiewicz en De repente el último verano y con David Lean en Lawrence de Arabia, Doctor Zhivago y La hija de Ryan. Perico, un tipo fascinante, con aire de corsario y mirada de halcón, presumía de no llamar por teléfono, porque a él lo que le gustaba era dejarse caer, aparecer de imprevisto. Amigo de Sinatra y Christian Marquand, había vivido en el barrio de Harlem en Nueva York, en Los Ángeles, Río de Janeiro, Cuernavaca, Miami, Barcelona, Madrid y Marbella. Vivió a lo grande, apurando la vida hasta el fondo, un bohemio fuera de lo común, una especie de aristócrata beatnik que se jactaba en afirmar que triunfar no es más que hacer lo que le gusta a uno.

Nacido en París, Pedro Vidal decidió abandonar la carrera de Derecho e irse a Cannes cuando tenía veintiocho años a escribir crónicas cinematográficas. Esa pulsión y locura por el cine le permitió conocer a Orson Welles en las alfombras de la ciudad francesa y entablar una amistad perdurable. Una noche le dijo: “Voy a rodar Mr. Arkadin, ¿quieres ser mi assitant?” “No conozco la técnica”, respondió Vidal, y Welles le replicó de corrido: “Es muy fácil. Si eres muy estúpido lo pillas en quince minutos, si eres normal, en sólo diez”. Y a partir de aquí, Perico Vidal se convirtió a la religión del cine.

Marcos Ordóñez (Barcelona, 1957), periodista y escritor, colaborador del diario El País, se encandiló con este personaje a raíz del libro que publicó anteriormente sobre las visitas que hizo a Madrid la gran pantera del cine, Ava Gadner , allá por los años 50 y 60, el Madrid de las noches de ríos de güisquis en los clubes de jazz, en los tablaos flamencos y hoteles de cinco estrellas donde se alojaban las estrellas de Hollywood. Beberse la vida (Aguilar, 2004) fue el embrión para el escritor catalán de indagar en la vida de Perico Vidal, un protagonista capital de la movida nocturna de aquel entonces, un personaje que reunía todos los requisitos para armar un libro sobre la España oculta y libertina de aristócratas, actores y toreros que desafiaban a un franquismo encorsetado y reprimido a base de fiestas privadas sobre áticos lujosos y piscinas iluminadas hasta el amanecer.

Big Time: la gran vida de Perico Vidal, publicado por Libros del Asteroide (2014) es una biografía novelada con mucho de cine de los 60 y 70, un libro entre la novela, el documental y el reportaje muy bien contado, con un ritmo vertiginoso y una prosa sencilla y audaz, narrado en primera persona, por donde desfilan personajes y mitos como Marylin Monroe, Elisabeth Taylor, Marlon Brando, Sofia Loren, Omar Sharif, Robert Mitchum, Tete Montoliú... El libro de Ordóñez contiene todo un guión cinematográfico sobre la vida de Perico Vidal, un auténtico personaje literario embebido de cine, jazz y alcohol que fabula como nadie sus andanzas en presente, dentro y fuera del plató, junto a grandes directores, megaestrellas del cine y figuras del jazz.

Marcos Ordóñez rinde homenaje a una época grande y heróica del cine a través de la voz y memoria de su personaje, un virtuoso de las relaciones públicas, de simpatía arrolladora y con una inteligencia natural capaz de estar siempre a la altura de las circunstancias, amigo de sus amigos y de una generosidad inmejorable, un vividor incansable hasta caer bajo los estragos del alcoholismo. El autor catalán cede la palabra a un hombre envenenado de cine.

Big Time... es un relato ameno y divertido, repleto de anécdotas y humor donde Ordóñez ha recopilado las extensas conversaciones que mantuvo con Perico Vidal en sesiones prolongadas durante meses; un libro curioso que no debe pasar desapercibido a mitómanos y aficionados del cine, y que transita entre la Barcelona del jazz de los 50 y el Madrid americano de los 60, un justo tributo al papel representado por la gente del rodaje, artífices de la magia de las películas. En la parte final del libro, el periodista barcelonés añade el testimonio de Alana Vidal, la amada hija de Perico, su gran apoyo en sus últimos años para superar la adicción a la bebida.

La habilidad de Marcos Ordóñez es haber logrado que el lector se olvide de quién está tras el vendaval fabulador de Perico Vidal, de la voz de su amo, como si sonara un vinilo del mejor jazz. Big Time... es una historia sorprendente, un curriculum extraordinario de un ser irrepetible, un español poco conocido por el gran público apurado en vivir la vida a tope, a lo grande. Un libro increíble.

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