jueves, 14 de abril de 2016

Testigo de la contienda

A partir del 18 de julio de 1936 fueron llegando a España hombres de todas partes de Europa a combatir en el bando republicano contra los insurrectos golpistas. Muchas de las tropas que conformaron estos voluntarios extranjeros se integraron en las Brigadas Internacionales, pero otros tantos, por diversas causas, se mantuvieron al margen de ellas y prefirieron combatir en otras unidades del Ejército Popular de la República. La razón principal de que un gran número de ellos tomara esa opción se debía a que las Brigadas se promovieron y organizaron desde el Partido Comunista, lo que para muchos extranjeros de militancia socialista, anarquista o marxista, ajena al comunismo, fue determinante para sortearlas y alistarse en otras organizaciones militares. Uno de los países que más brigadistas aportó a la contienda fue Alemania, en su mayoría exiliados en Suiza, Bélgica y Francia. Entre ellos, cabe destacar un gran número de combatientes de origen judío, muy concienciado de la lucha contra el ascenso del antisemitismo que se estaba dando en Europa, sobre todo en Alemania y en Italia.

Luwdig Renn (Dresde, 1889 – Berlín, 1979) fue uno de aquellos sobresalientes luchadores que llegaron a España para socorrer militarmente a la República. Lo hizo por idealismo y decidida oposición al fascismo emergente. Venía del exilio perseguido por los nazis y nunca se alejó de la ortodoxia comunista. Ahí se mantuvo hasta sus últimos días. Su verdadero nombre correspondía a Arnold Friedrich Vieth von Golßenau, de noble estirpe sajona. En 1910 inició su carrera militar en el Regimiento Real de Granaderos de su país. Luchó en la Primera Guerra Mundial como jefe de compañía y, al acabar el conflicto, ostentó el cargo de capitán de la policía en su ciudad natal. Su fama internacional le vino con la publicación de Guerra (1928), un libro inmerso en aquel tremendo conflicto, narrado desde las trincheras, que interesó a muchos historiadores y lectores.

La editorial Fórcola, bajo la esmerada traducción de Natalia Pérez-Galdós, publica La Guerra Civil Española (2016), una obra que Renn había puesto en los escaparates hacía sesenta años, con el título Der Spanische Krieg. Se trata de un texto grueso y de formato bien cuidado, como nos tiene acostumbrados este sello, que refleja el testimonio de un destacado brigadista. Para Fernando Castillo, que firma un prólogo para enmarcar, el libro es más descriptivo que testimonial. Seguramente se le deba al prologuista el subtítulo de la obra: Crónica de un escritor en las Brigadas Internacionales, algo que no es desdeñable, ya que para él esto se puede considerar también una historia en sí de la XI Brigada Internacional, una de las más destacadas y con mayor historial bélico del Ejército Popular.

La llegada al frente de Luvirrén, como así le llamaban los milicianos, tuvo sus consecuencias organizativas en las trincheras, tanto por su carácter y experiencia en la guerra, como por su capacidad de mando. Renn sabía que la unidad del gobierno era una condición necesaria para dirigir la campaña de guerra, pero no suficiente para la victoria. En la guerra civil española el éxito militar dependía de dos factores: la cuantía y la eficacia del apoyo exterior en armamento, además del personal preparado disponible, y la rapidez relativa con que ambos bandos formaran una fuerza de combate eficiente. En ambos aspectos él era consciente de que los nacionales habían tomado la delantera a los republicanos. En poco tiempo se convirtió en un oficial carismático, a la vez que silencioso y observador. El prestigio entre los combatientes se lo ganó con diversas acciones militares donde brilló como estratega. Para él era primordial el que los milicianos no expusieran inútilmente sus vidas. Hay mayor heroísmo en ocultarse y estar listos para los combates decisivos –subraya en un episodio– que en exponerse sin sentido.

Hay muchos apuntes sobre personajes de renombre que Renn destaca, como la presencia de Rafael Alberti, agitador eficaz de los milicianos con sus soflamas líricas o Hemingway, al que acompañó a visitar zonas de combate, sin apenas intercambiar palabras con el americano. Con el líder anarquista Angel Pestaña mantuvo una relación discreta y fluida, compartiendo consignas organizativas para las milicias. El escritor tampoco se olvida de recoger diálogos vivos entre oficiales y milicianos corrientes pulsando sus inquietudes.

Este es un documento histórico interesante para conocer mejor el papel que representaron las Brigadas Internacionales en los diferentes frentes de batallas de la España en guerra. Un libro que guarda entre sus páginas la épica comunista empeñada en llevar a cabo el mando único conjunto, por encima de la utopía anarquista de hacer la guerra sin cuartel.

Renn deja para el lector curioso un testimonio extenso y capital, el de un historiador comunista, actor y testigo comprometido en la defensa de los valores republicanos, narrado sin dramatismo, con las armas propias que debe manejar un buen cronista: la verdad, la observación y el detalle.


La Guerra Civil Española de Ludwig Renn es un libro a tener en cuenta, dictado con sobriedad y aplomo, desde la convicción de un hombre fiel a las consignas de su partido, disciplinado, exigente y en primera línea de fuego, que no le importó jugarse la vida por unos ideales.

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