sábado, 23 de diciembre de 2017

La leyenda sigue viva

Si hay una frase que resume y acrecienta, en buena medida, la leyenda y el mito representado por la figura de Cleopatra en los anales de la Historia, bien podría ser esta que pronunció Pascal en uno de sus célebres pensamientos acerca de las causas y los efectos que produce el amor en los hombres: “Si la nariz de Cleopatra hubiera sido más pequeña, el rostro del mundo habría cambiado”.

Probablemente no haya habido un personaje histórico tan relevante en la Antigüedad que haya experimentado tantas transformaciones a lo largo de los siglos como las que sobrellevó la última reina de Egipto. Y esto se debe mucho a la campaña de difamación que Octavio, enemigo suyo, emprendió contra ella a partir del año 44 a. de C., tras la muerte de César en aquellos fatídicos idus de marzo. Dicha campaña se orquestó para tener más apoyos en el Senado, eclipsar a su adversario Marco Antonio, aliado y amante de Cleopatra, y, de paso, demonizarlo como traidor a Roma, vendido a otros intereses extranjeros. Las crónicas romanas de la época, a su vez, tildaron a Cleopatra de mujer fatal, nacida para la lascivia, el despilfarro, la insidia y la perdición de los hombres. Y así, a lo largo de los tiempos, su leyenda se fue extendiendo sin límites por todo el Mediterráneo, siendo una de las celebridades históricas del pasado, que, desde entonces hasta nuestros días, ha contado con más menciones en cualquier faceta artística: teatro, poesía, pintura, música, novela, ensayo y cine. En cada uno de estos géneros fue etiquetada para todos los gustos: enamorada, poderosa, intrigante, astuta, culta, fogosa, bella, heroica, maléfica y asesina. Pero nunca fue como todos dicen que fue, y mucho menos al extremo de lo que sus enemigos llegaron a decir de ella.

La editorial Fórcola, bajo la cuidadosa traducción de Amelia Pérez de Villar, publica ahora en nuestro país, Cleopatra. La mujer, la reina, la leyenda, el libro que la historiadora y biógrafa Lucy Hughes-Hallett (Londres, 1951) ha dedicado a Cleopatra VII Filópator Nea Thea (La diosa que ama a su padre y a su patria), nombre completo de Cleopatra, un estudio crítico y meticuloso que abarca todos los matices históricos y legendarios generados en torno a su figura a lo largo de la historia. Se dice en la introducción que este es un libro para hablar de todas las Cleopatras imaginarias que se han sucedido a lo largo del tiempo, de los múltiples puntos de vista por los que su figura se vio enfocada a través de las diferentes épocas en las que los más diversos artistas le dedicaron páginas y versos abundantes sobre el papel que desempeñó su presencia en el curso de la historia de Roma. ¿Quién no guarda en su memoria la seductora imagen de la actriz Helen Mirren interpretando el papel de la heroína en Antonio y Cleopatra de Shakespeare? ¿Quién puede olvidar a esa Cleopatra sensual y arrebatadora tan maravillosamente interpretada en las pantallas del cine por Liz Taylor?

Este es un libro, según su autora, donde el lector curioso no solo encontrará sexo, traición, ajuste de cuentas y retórica de Estado, tan común en los palacios romanos, sino que, especialmente, percibirá el embrujo persuasivo que tiene la ficción para crear el mito y su leyenda. Hughes-Hallett ha estructurado su ensayo en dos partes: en la primera, la más breve, aborda en tres capítulos el perfil de la heroína desde la leyenda y la realidad, pasando a continuación a mostrarnos el punto de vista de Octavio, su adversario, que hizo todo lo indecible para desacreditarla y destruirla, tachándola de seductora engañosa, capaz de hacer abdicar de toda su grandeza a un hombre por su amor. Después, en el último capítulo, se analiza lo que dijeron de ella historiadores como Plutarco y Josefo, así como Cicerón, que no ocultó su declarada animadversión, aunque esto último no le impidió proclamar que había cierta verdad acerca de la erudición de Cleopatra.

En la segunda parte del ensayo, la autora se afana en desgranar el carácter del mito que representa Cleopatra partiendo de un examen pormenorizado de aspectos de su vida animada y fastuosa en Alejandría en sus facetas de mujer, amante, reina, asesina o suicida. Hay pasajes de intenso dramatismo como el que se describe cuando Cleopatra llora desconsolada, después de ser abandonada por Marco Antonio, que parte de Alejandría para asistir a los funerales de su esposa Fulvia, muy bien descrito por Shakespeare en su tragedia Antonio y Cleopatra. Otros autores, como Heine, veían a Cleopatra como una de esas esposas exigentes “que atormentan y bendicen a su cónyuge con amor”. En ese mismo terreno amoroso, el escritor Anatole France la imaginó rodeada de “columnas gigantes rematadas por cabezas humanas o por flores de loto”, y Théophile Gautier hablaba de ella como “la mujer más completa que ha existido nunca, la mujer más femenina y la reina más regia”.

Estamos ante un libro fascinante, una monografía soberbia que invita a una relectura exhaustiva sobre una de las figuras más controvertidas de la Antigüedad, y que añade más luz sobre su vida real y su leyenda, una obra urdida con rigor, que parte de la literatura remota y llega con fuerza al mundo moderno, de los escenarios del teatro clásico a las pantallas del cine de nuestros días.

Hughes-Hallett nos entrega un trabajo encomiable, un estudio erudito y ameno de todo lo que han revelado historiadores, poetas, artistas y directores de cine sobre el relato inagotable que ha suscitado ininterrumpidamente esta misteriosa emperatriz de Alejandría desde su aparición en la historia hace dos mil años, algo proteico que viene a renovar el gusto por el mito a costa de la verdad histórica. Y es que lo fascinante lo pone la fábula.


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